He visto que acà en Roma no todo el mundo conoce o ha visto al Papa como yo antes pensaba. Dicen muchos romanos que como saben que siempre està ahì, en el Vaticano, estàn seguros que pueden ir a verlo cuando quieran y siempre lo encontraràn en la Basìlica de San Pedro o en la ventanita de la plaza los mièrcoles en el Angelus que dura 15 minutos.
Desde el dìa en que lleguè por estas tierras, manifestè mis deseos de ir al Vaticano y ver al Papa en persona. Quiero aclarar, antes de continuar mi relato, que soy una persona muy catòlica, pero no estoy en absoluto de acuerdo con la Instituciòn llamada Iglesia por diversos motivos que en este momento no voy a entrar a especificar.
Pasados unos dos o tres dias de mi llegada, fuimos con Vale, (el senor de Jolie) a la Basìlica de San Pedro, muy linda, espectacular, sin màs comentarios. Se tomaron muchas fotos, pero yo sentìa que estaba en la casa de alguien sin ese alguien y exigìa ver a ese alguien. Entonces me fui de la Basìlica sabiendo que volverìa a ver al Papa. Averiguè y decidì que el mièrcoles, 4 de enero del 2006 iba a ser el Dìa de ver a Su Santidad Benedicto XVI en la ventanita.
Llegò el Gran Dìa, debo decir que fue un dìa bastante particular por los hechos que a continuaciòn contarè. Madrugamos, pero era muy tarde para coger trenes y metro, ya que el Papa se asoma hacia las 10:00 a.m en punto y con estos medio de transporte no alcanzarìamos a ver al Papa. Entonces, el Senor de Jolie, decidiò llevar su carro y aunque no lo crean, el puesto iluminado como un milagro justo en frente de la Plaza de San Pedro. Debo tambièn aclarar que en el Vaticano es casi imposible encontrar un parqueadero por ser un lugar tan concurrido. Y ahi estaba nuestro parqueadero.
Ese dìa habìa una fila de al menos unas dos mil personas para entrar a la Basìlica y como Jolie siempre es tan chismosa, escuchè que la senora de la fila que estaba en frente de nosotros dijo que el Papa no se asomarìa a la ventanita sino que harìa una Audiencia dentro de la Basilica y para poder asistir a dicha Audiencia se requerìa de una invitaciòn personal. Nos pareciò muy extrano el hecho de la invitaciòn, ya que habìan unas 15 mil personas de las cuales un 80% eran turistas y no creìamos que todos tuvieran invitaciòn y justo nosotros no. Entonces fue cuando el Senor de Jolie dijo lo que siempre dice: "Preguntemos en el puesto de informaciòn". Yo no estaba de acuerdo porque perderìamos nuestro puesto en la fila, pero al fin fuimos a averiguar. Un senor muy gentil nos dijo que no habia necesidad de ninguna invitaciòn, pero nos dio dos volantes color anaranjado que decia que el Papa, Su Santidad Benedicto XVI, hacia Audiencia ese dìa. Lo extrano es que esos dos volantes tenìan un pequeno nùmero en la parte de atràs.
Hicimos la fila de unos 20 minutos, entramos a la Basìlica que estaba llenìsima e intentamos hacernos en el punto mas cercano al Altar para poder ver al Santo Padre. En ese momento, vimos otra senal, de que ese era el dia para estar ahì. Un senor que parecia del norte de Europa tenia un gorrito en la cabeza y un guardia del Vaticano le dijo de quitarselo por respeto, el senor de Jolie, no se por què terminò hablando con ese guardia (yo creo que de lambòn je je) y el guardia vio el volantico anaranjado en su mano y nos dijo que por favor nos acomodaramos en la parte trasera, donde estan las sillas VIP para ver a Su Santidad. Quedamos en cuarta fila, pero el Papa no estaba. Decìan unos, que estaba dando la misa desde el aula Pablo VI, que queda justo enseguida a la Basìlica y nos dieron a entender que solo escucharìamos su voz, pero que no lo podrìamos ver en persona. Estuvimos sentados por una hora con la incertidumbre, cuando de un momento a otro, entro la Guardia Suiza y Benedetto XV hizo su entrada casi celestial, desde una puerta trasera. Yo inmediatamente me acomode en primera fila, al ver que todos hacìan lo mismo. Luego el Papa dio un saludo desde el Altar, la bendiciòn, hizo una pequena oraciòn y cuando bajò del Altar empezò a hacer el giro para saludar a todas las personas que estaban a su alcance, osea los de primera fila.
Aquì viene el momento mas emocionante, puedo decir de mi vida, porque por poco este post no se llamarìa "El dìa que conocì al Papa" sino "El dìa que matè al Papa". Retomando, iba aproximàndose al punto donde nosotros estabamos y fue ahi donde se me ocurriò la brillante y prohibida idea de pararme en las sagradas sillas de la Basìlica, montarme sobre la gente que estaba adelante mìo y decirle al Senor Jolie que me tuviera porque me caerìa de no hacerlo. Yo voy a hacer honesta, me emocionè, empecè a llorar y con una mano tuve la càmara para filmar el momento y la otra mano la estirè. Empecè a gritar "Su Santitaaaaaa" y fue en ese momento cuando me estrechò la mano con dulzura, èl dijo "Grazie" y yo casi me caigo sobre èl, lean bien, por poco sale en los noticieros que una loca fanàtica atentò contra el Papa ese dìa, ya que el Senor de Jolie no podìa con tanto peso, tanta confusiòn y tanta emociòn de Jolie.
Afortunadamente, luego de que pasò el anhelado momento, retomè el control, pero estoy segura que de alguna forma, alcancè a quedar como la loca de San Pedro ese dìa y lo confirmo al ver una y otra vez el dichoso video del momento en que le di la mano a Su Santidad, Benedicto XVI. Hasta hoy, he probado repetir la experiencia de acercarme a èl cada vez que tengo la oportunidad de estar en San Pedro y verlo, que ya han sido 4 o 5 veces, pero lo màs cercano a lo que he llegado es a 100 metros de distancia (como hace 3 dìas con la Senora Jolie), por lo que confirmo que fue una experiencia ùnica y que conocer a Benedicto fue màs la sensaciòn de conocer a una celebridad, que al Santo Padre. Transmite mucho personalmente, es muy tierno, pero nada como Juan Pablo II a quien visito en su tumba cada vez que voy a San Pedro.
La foto de Benedicto XVI no es la mejor porque estaba temblando y es tomada del video que hice, pero ahi se puede observar la cara que me hizo en el momento en que le di la mano.